Año: 2016
Aves como juguetes rotos
El vidrio es un material tan sorprendente que puede mostrar una ilusión de cielo y espacio donde lo que hay en realidad es un objeto duro y consistente. Cuando un pájaro choca contra una ventana, el golpe le puede provocar hemorragia intracraneal, y la muerte puede sobrevenir en cuestión de segundos, minutos o, con suerte, no ocurrir del todo.
Muertes anunciadas. En marzo y abril y luego en septiembre y octubre, muchas aves migratorias atraviesan nuestro país. Una de las especies migratorias que con más frecuencia golpea contra las láminas de vidrio es el zorzal de Swainson.
Otras muchas especies de aves migratorias corren la misma suerte. Las aves residentes “100% ticas” también mueren a menudo.
En el proyecto “Aves y ventanas Costa Rica”, por medio de la colaboración de decenas de personas de todo el país, se ha logrado construir un listado de más de doscientas especies de nuestro país que han golpeado contra ventanas. Especies comunes y raras, jóvenes o adultas, que frecuentan bosques o áreas abiertas… pierden la vida al ser víctimas de este engaño no intencionado. Muchas de ellas son las mismas que sirven de atractivo para el turismo ornitológico: tucanes, quetzales, pájaros campana, saltarines, gavilanes, tangaras y más.
También, hay registros extraordinarios, como el de un pájaro campana que se mató en un edificio del campus de la Universidad de Costa Rica (como el de la foto más arriba).
Responsabilidad. Los que buscan aves muertas por colisión con ventanas, deben de mirar hacia abajo, al suelo y tendrán la visión de estos animales que poco antes dominaban el aire. Las personas que encuentran aves muertas después de golpear una ventana, fácilmente pueden responsabilizar al pájaro por “dejarse engañar”. Los vidrios no fueron ni serán puestos para matar pajaritos. Su función es el disfrute y la belleza. De hecho, las personas que más disfrutan de la naturaleza preferirán ventanas grandes para tener la oportunidad de regocijarse con la vista del entorno. El percatarse de la muerte de dos o tres pajaritos al año, no es suficiente para convencer de que es necesario hacer algo al respecto.
Mientras tanto, seguimos erigiendo trampas para las aves, donde quiera que decidamos establecer residencias, hoteles, centros educativos, empresas o cualquier otro edificio. Nos sentimos libres de culpa, porque en lo que menos pensamos es que allí podría morir un ave. Queremos luz y espacio. Queremos puestas de sol y montañas verdes. Luego de colocada una ventana, nos resistimos a colocar cualquier cosa que obstruya la vista. En cierto modo, la ventana se convierte en una extensión de nuestros ojos y nos molesta cualquier objeto que la obstruya.
Muerte y olvido. Ciertamente, las aves muertas parecen provocar muy poco interés en las personas. Luego de complacerse con los cantos y colores de las aves vivas, un pájaro muerto, al igual que un juguete roto, puede provocar tristeza, desencanto y eventualmente, olvido. De todos modos, la mayoría de las muertes pasan desapercibidas, porque algunos animales, como gatos, pizotes y otros carroñeros, pueden desaparecer la evidencia rápidamente.
¿Hay solución para este problema? Las aves no ven el vidrio. La solución más popular: colocar una silueta sobre el vidrio es muy poco efectiva. Las aves golpean a la par de la silueta. Las soluciones están en nuestras manos: marcas en la superficie externa del cristal, papel perforado, cuerdas separadas entre sí, barrotes, puntos, rayas separadas 10 cm o cualquier cosa que muestre al ave que allí hay un obstáculo que evitar puede servir porque, después de todo, ninguna de las aves que golpea contra las ventanas desea morir. ¿Podemos ayudarles?
Visite http://www.avesyventanascostarica.wordpress.com si desea colaborar con reportes o conocer más del problema y soluciones.
“In cartoons they do it and then get up,
a carousel of stars, asterisks, and question marks
trapped in a caption bubble above a dizzy,
flattened head that pops back into shape.
But this one collapsed in its skirt of red feathers
and now its head hangs like a closed hinge and its beak,
a yellow dart, is stuck in the gray porch floor
and seems transformed forever—a broken gadget,”
Fragmento de poema «Bird crashing into window» de Michael Collier
Foto de Cristian Castillo, Pablo Muñoz, Miguel Alvarez y Rose Marie Menacho